JAVIER MONTES CAMARENA
Vendaval autoritario
La sangre del espíritu es mi lengua y mi patria, es allí donde resuena soberano mi verbo.
Miguel de Unamuno.
En solidaridad con Carmen Aristegui en defensa de su libertad de expresión y de prensa.
Déjenme decirles que la robusta cultura política presidencial de este país abusivo y prepotente enfrenta resistencias inesperadas.
¿Entenderán, Enrique Peña Nieto, La Gaviota (su esposa) y el deshonesto secretario de Hacienda Luís Videgaray, la encrucijada en que se encuentran?
La Casa Blanca mexicana y la mansión de Videgaray es el corolario natural de la historia de ostentación, corrupción y ausencia de rendición de cuentas que ha caracterizado a Enrique Peña Nieto quien ha contagiado, con sus usos y costumbres a buena parte de la generación que ahora gobierna, incluido claro, el pelele Nacho Peralta Sánchez candidato del PRI al Gobierno de Colima, sinvergüenza como el que más.
Lo grave es que buena parte de México ha aceptado y normalizado la corrupción, los conflictos de interés y la impunidad.
En su mayoría son priistas y del Partido Verde que aceptan como correctas e inevitables esas prácticas.
La cultura política de la corrupción y la impunidad es una fortaleza que muestra, sin embargo, cuarteaduras por las que se filtra algo de esperanza.
Esa esperanza es hoy amenazada por el poder público en un vendaval autoritario para callar las voces críticas, libres, que desde un micrófono o con su pluma en sus espacios apuntalan la práctica diaria de señalar a políticos, líderes sindicales o candidatos de muy mala fama pública.
Es cierto, el periodismo independiente, libre y crítico por estos rumbos es minoritario pero profundamente influyente porque, desde su base social en las redes está conectado con esa parte de manzanillenses y colimenses que valora la transparencia, el combate a la corrupción y la denuncia para señalar a un gobernador ladrón como Mario Anguiano y sus cómplices que son iguales de corruptos y ratas como Jesús Orozco Alfaro y Rafael Gutiérrez Villalobos.
Hoy en Colima la libertad de expresión también está amenazada, los dos últimos Gobiernos estatales han sido operadores natos del silencio ya sea comprándolo o reprimiéndolo, el ex Gobernador Silverio Cavazos Ceballos ejecutado por sus pares del crimen organizado tuvo en Salvador Silva Padilla (hoy jefe de comunicación social de Nacho Peralta Sánchez) el tipo más represor y canalla en contra de los periodistas libres a los que persiguió.
Del corrupto y ladrón Gobierno del alcohólico mandatario Mario Anguiano Moreno, sólo se ha recibido irresponsabilidad, amenazas, cochupos con medios impresos y radiofó nicos a los que ha comprado o se han vendido para sacar de circulación a periodistas valiosos a través de su director de prensa René González, quien se convirtió en un tipo de horca y cuchillo, amén de corrupto que obliga a muchos a hablar siempre en voz baja o a escribir con una pluma sin tinta.
Hoy el PRI lleva de candidato a un represor de la libertad de expresión, su nombre: José Ignacio Peralta Sánchez, un tecnócrata que nos imagina como una sociedad monástica, como soldaditos de la convivencia de rituales cotidianos, que ordena no desentonar jamás con el coro que ya tiene comprados en los medios de comunicación.
Malos días serán para las libertades de prensa y de ideas si este cómplice de Peña Nieto y de Videgaray se hace de Palacio de Gobierno.
Advertidos están.
Habrá que recordarle a los corruptos priistas y sus satélites del partido verde amantes de la censura, que la sociedad necesita también periodistas críticos que denuncien sus trapacerías, que sepan que no hay denuncia de las raterías que no lastime.
En lo personal, soy un crítico que no renuncia al ácido de mi pluma, tengo que ser libre para profanar lo venerable.
Las buenas maneras tendrán su sitio pero, ese sitio también tiene límites.
Los templos de la irreverencia son tan necesarios en nuestro medio, como la Iglesia de Guadalupe o el Bar Social.
¿Sería habitable Manzanillo sólo por agachones y circunspectos?
Cierto, la prudencia es un valor pero, eso no quiere decir que sea el único, ni artículo de fe en los ámbitos de nuestras vidas.
A los políticos hay que restregarles en su cara su cinismo y descaro criticándolos sin piedad.
Hay que alzar la voz en estos momentos donde se juega la libertad de expresión.
Desgraciadamente la mayoría de medios de comunicación y muchos de sus escribanos o merolicos en nuestro estado son protectores de políticos o líderes corruptos y ladrones, sin embargo, gracias al libre mercado en las redes sociales la información tiene un solo ganador: el ciudadano.
Ahí se ven.
Es pregunta: ¿De qué hablarían escondidos en un café de un conocido centro comercial, el lidercillo de los estibadores portuarios SSA-México Pedro Medina Michel y un importante empresario naviero, de origen extranjero que ayer fue vapuleado por la Chila y hoy juega de “corre ve y dile” de los intereses de la Chila?
¿Se estará pactando la entrega del sindicato SSA-México al vetusto y deshonesto líder del piso sexto de la avenida Juárez por una regiduría?
Lo dicho: Lo que se ve…es.
No falla.
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