domingo, 24 de julio de 2016

EL PERDÓN DE PEÑA NIETO; ACTO DE HUMILDAD, ESTRATEGIA, FALSO ?



Héctor Raúl Avila Vázquez
Periodista


El perdón que rogó Enrique Peña Nieto de las mexicanas y mexicanos, tiene varias lecturas, de acuerdo al entendi miento de cada una y uno de quienes vivimos en éste País.
Pedir perdón es lo mismo que disculparse. 
Al pedir disculpas, una persona, está diciendo que siente o le sabe mal el daño que ha causado, aunque no lo haya hecho adrede. 
Cuando una persona se disculpa, también puede añadir que intentará enmendarse en el futuro. 
El arrepentimiento es el primer paso hacia la liberación y la evolución.
El ser humano comete muchos errores, errores que se producen precisamente para ayudarnos a sacar a la luz la perfección que todos llevamos adentro. 
Esto significa, que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos equivocado. 
La correcta manera de actuar ante estos casos, es primero reconocer que hemos actuado mal.
De nada sirve pedir perdón por inercia. 
Realmente debemos sentir y entender que no hemos hecho las cosas de la manera más correcta, especialmente, si con ello hemos herido los sentimientos de alguien.
Una vez que reconocemos nuestro error, lo más probable es que aparezca el sentimiento de culpabilidad que es uno de los más destructivos que hay, y debemos aprender a manejarlo, pues ese sentimiento está ahí para que aprendamos del error, y no para llevarnos a un pozo profundo que nos impida seguir avanzando y evolucionando. 
Es por ello, que debemos aprender a entender el sentimiento de culpabilidad. 
Simplemente nos avisa de que hicimos algo mal en el pasado y que no conviene volver a hacerlo. 
Es una herramienta emocional sencilla a la que no debemos dejarle el control y dominio de nuestra vida
Cuando hemos reconocido el error y nos arrepentimos de él, pedir perdón nos ayuda a liberarnos de la carga energética y del karma que podamos haber acumulado por ello. 
Es importante tener en cuenta, que además de pedir perdón a aquellas personas que puedan estar implicadas en nuestro error, también debemos pedirnos perdón a nosotros mismos. 
Estar en paz con uno mismo es importantísimo.
Por otro lado, hay veces, que por desgracia no podemos pedir perdón a los implicados porque han muerto, porque están lejos o porque no quieren saber nada de nosotros .
En estos casos, no significa que no puedas hacerlo.
Simplemente, no puedes hacerlo en persona o directamente. Sin embargo, la energía no tiene espacio ni tiempo, por ello, desde tu casa y un día que te sientas con ganas, puedes pedir perdón desde el centro de tu corazón. 
Sin embargo, perdonar no significa aprobar la ofensa. 
La Biblia condena a quienes consideran una mala acción como aceptable o inofensiva (Isaías 5:20)., actuar como si la persona no hubiera cometido la ofensa. 
Dios le perdonó al rey David sus graves pecados, pero no lo libró de las consecuencias.
Además, Dios hizo que los pecados de David se pusieran por escrito para que se conocieran en la actualidad (2 Samuel 12:9-13).... Dejar que los demás se aprovechen de uno.
Supongamos que le prestamos dinero a alguien, pero lo malgasta, así que no puede devolverlo como se había comprometido a hacer. 
Él se siente mal y nos pide perdón. 
Nosotros podríamos decidir perdonarlo, es decir, no guardarle resentimiento ni echarle en cara continuamente lo que ha hecho, quizás hasta pudiéramos cancelarle la deuda por completo. 
 Sin embargo, eso no significa que tenemos que estar dispuestos a prestarle más dinero en el futuro (Salmo 37:21; Proverbios 14:15; 22:3; Gálatas 6:7).
Dios no perdona a los que cometen un pecado a propósito y con malicia, se niegan a reconocer su falta, no quieren rectificar lo que han hecho o no están dispuestos a pedir perdón a quienes causaron daño (Proverbios 28:13; Hechos 26:20; Hebreos 10:26).Estas personas que no se arrepienten se convierten en enemigos de Dios. 
Y él no espera que perdonemos a los que él mismo no ha perdonado (Salmo 139:21, 22).
Pero ¿qué ocurre si alguien nos trata de forma cruel y se niega a disculparse o ni siquiera reconoce su error? 
La Biblia dice: “¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira!” (Salmo 37:8, nueva traducción viviente). 
Aunque no aprobemos lo que nos hayan hecho, no permitamos que nos consuma la ira. 
Más bien, tengamos confianza en que Dios hará que se haga justicia (Hebreos 10:30, 31). 
Además, nos consuela saber que él pronto hará posible que desaparezcan por completo las heridas emocionales que ahora nos causan tanto dolor (Isaías 65:17; Revelación [Apocalipsis] 21:4).
A veces, en vez de tener que perdonar un supuesto desprecio, lo que en realidad necesitamos es reconocer que no tenemos ninguna razón válida para estar ofendidos. 
La Biblia menciona: “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos” (Eclesiastés 7:9).
En México, hemos perdido la capacidad de perdonar, de respetar, de creer en que hay segundas oportunidades.
Somos ya materialistas, nos quejamos de todo lo que nos afecta, de todo aquello que nos corrompe, pero no actuamos en consecuencia y usamos la ofensa, el insulto a trasmano.
Nos hemos alejado de la palabra de Jesús, de nuestro Padre, de nuestra Morenita, y nos hemos sumergido en la política de la corrupción de la que somos corresponsables, por permitirlo.
El “perdón” de EPN es una estrategia de comunicación política para atenuar sus negativos en aumento, apelando a las fibras emotivas de la sociedad, señala Carmen Aristegui. Ese discurso escenográfico del “perdón” presidencial, es una puesta en escena desesperada, para intentar atenuar la caída libre de este gobierno, agrega. 
Palabras de botepronto, no pueden modificar un ápice lo que se percibe y lo que es; un gobierno de simulación, impunidad y corrupción, sello distintivo de la casa( refiriéndose a los los Pinos)

Tú, que señalas, arrojas la primera piedra ?.
. Buen día

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