Uno de los tipos de contaminantes más importantes en la actualidad es el ruido, que según la Organización Mundial de la Salud, ocupa el tercer lugar a nivel mundial como causal de ese padecimiento y se ha incrementado no sólo en las grandes ciudades, sino en toda la población.
De acuerdo a estudios sobre la productividad laboral bajo un ambiente ruidoso, las personas disminuyen su producción, su concentración y su productividad hasta en un 30 ó 40%, lo que cambia en otro ambiente que no sea ruidoso, ya que la productividad es mayor bajo esta condición.
Hay otros estudios que valoran el aprovechamiento escolar de los niños que viven en edificios que estén sobre avenidas muy transitadas, arrojando como resultados que los niños que viven en las plantas bajas tienen menor rendimiento escolar que los que viven en la plantas más altas porque los primeros están más expuestos al ruido durante más tiempo.
El daño que más se produce por el ruido es el auditivo y se llama trauma acústico, cuyo daño más común e irreversible es la sordera por ruido, toda vez que las células encargadas de percibir el sonido se mueren y no se regeneran en ninguna especie.
La sordera no es el único daño que causa el ruido, pues afecta también a otros órganos o sistemas porque exponerse a un ambiente ruidoso incrementa la frecuencia respiratoria y cardíaca, libera ciertas hormonas en mayor cantidad y frecuencia como la adrenalina, lo que a largo plazo puede tener repercusiones como el aumento en la presión arterial
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