domingo, 22 de enero de 2017

TRUMP ARRANCO GESTIÒN CON 135 REPARTRIADOS POR AVIÒN A MEXICO






MEXICO – Gardenia Mendoza.-/ “No sé mi amor, no sé qué voy a hacer”, dice al teléfono Adrián Ponce, quien está sentado en un banquillo de cemento de la terminal 2 en la capital mexicana, a donde llegó deportado junto con 135 mexicanos indocumentados en un vuelo chárter especial del gobierno estadounidense justo unas horas antes de la toma de posesión de Donald Trump.
Las manos y la cabeza le sudan. 
Le tiembla la quijada, los ojos se le llenan de lágrimas y baja la voz. “No sé… no sé… te amo”, agrega antes de colgar . Agacha la mirada y con las manos talla sus ojos antes de volver al rostro ante los medios de comunicación.
Me voy a regresar a Estados Unidos, sea como sea- dice sin titubear.
En Nueva York tiene dos hijos, cuatro nietos y una esposa que llora la desgracia de su marido mientras arregla las manos de las estadounidenses en un salón de belleza; allá, donde Adrián Ponce tenía su puesto de verduras y frutas hasta hace unos días.







La tarde del 9 de enero pasado fue detenido después de su jornada de trabajo. 
Iba a pie camino a casa cuando en una calle se topó con unos “hombres de color” que bebían alcohol. 
El mexicano dice que él iba pasando y así “sin más” la policía lo agarró junto con los bebedores, en una acción que, a su parecer, no tiene otra explicación que la política antimexicana y antiinmigrante de Trump.
“Luego luego me dijeron que me deportarían por avión”, recuerda.
Los vuelos del programa de repatriación al interior de México, (PRIM) operan vía aérea desde 2012 con el presupuesto del servicio de inmigración y control de aduanas de los Estados Unidos (ICE). 
Se habían suspendido el pasado 10 noviembre por “falta de presupuesto” pero volvieron a reanudarse a un ritmo de tres por semana desde el 20 de diciembre, confirmó a este diario Paulina Blasquez, directora del programa en el instituto nacional de migración .

Entre los últimos deportados que arribaron el jueves, se suma Miguel Monroy de 40 años, a quien la policía de tránsito en Michigan detuvo cuando el ron se le subió a la cabeza y se puso a manejar con unas cubas de más.
Esther Rosales la madre de 68 años, vino a recogerlo al aeropuerto vestida con un coqueto sombrero de ala corta, arrastrando un pie que se lastimó al caer cuando atendía a su esposo enfermo en Cuernavaca, Morelos, a donde llevará a su hijo, aún cuando sea una de las ciudades más inseguras del país



Esther Rosales (izq) y su sobrina espera de su hijo deportados.

“Lo que más me preocupa es la criatura que va a nacer en estos días lejos de su padre”, dice sobre la esposa embarazada que dejó Miguel Monroy atrás. 
Por otro lado, se pregunta de qué va a vivir su hijo “aquí no hay trabajo para los herreros”.
El gobierno de la Ciudad de México tiene un programa de certificación de oficios explica Amalia García secretaria del trabajo local, quien llega al aeropuerto en busca de repatriados capitalinos a los que el gobierno local da un seguro de desempleo por seis meses y la posibilidad de certificarse como plomeros, electricistas, herreros y otros oficios que aprendieron en EEUU.
El problema es que sólo 12 de los 135 repatriados en ese vuelo son de la CDMX, y el resto tiene  situación incierta en sus Estados si piensan quedarse a vivir definitivamente en México como Oscar Javier Araujo, oriundo de Guasave, Sinaloa, quien no duda en su decisión.




Una trabajadora social da información al migrante oriundo de Sinaloa Óscar Javier Araujo

“Voy a quedarme”, afirma aunque tiene cuatro hijas en Washington de entre 18 y 12 años, aunque allá ganaba hasta 180 dólares al día como manager en un restaurante.
Óscar Javier recoge la bolsa que le da una trabajadora social en la que lleva un jugo, un pastelito de chocolate, un pan con jamón, una manzana y dos barras de cereal, mira pasar a otros migrantes que viajaron con él y se apura para despedirse de quienes le interrogan y deja una duda al aire: las razones de su deportación.
“Sólo diré que estuve presos seis años, que me arrepiento y que todos los migrantes tenemos miedo de Trump”./La Opinión

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