martes, 26 de diciembre de 2017

NUNCA HAGAS A OTRO, LO QUE NO QUIERAS QUE TE HAGAN A TI

No hagas a otros lo que quisieras que te hagan a ti. 
Trata a los demás, como querrás que te trataran a ti (en su forma positiva), o no hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti, (en su forma negativa,
Se trata de una simple afirmación, que busca tener presente un simple principio de conducta basado en el respeto por los valores propios, reflejados hacia los demás.
Se ha convertido en conducta de todos los días el hacer exactamente todo lo contrario. 
En más de una ocasión, buscamos la manera de pasar por encima de los derechos, sentimientos y valores de aquél o aquella quien se interpone en nuestro camino o que de alguna manera nos estorba.
¿Cuántas veces en el día, buscamos la forma de aplicar la ley del embudo?.... “lo más ancho para mí, lo más angosto para el otro”. 
O del vivo, vive el tonto ??.
Todas esas maneras coloquiales de hacer valer un derecho que no tenemos, o por lo menos que no deberíamos considerar, que es esa idea tácita que nos permite violentar los derechos de los otros, simplemente porque a mí no me interesa cumplir la regla de oro, o porque yo de alguna forma, me siento con el derecho de violentarla y ya está. !
Entonces cabe preguntarnos: ¿qué clase de sociedad construimos ?
Si ya no es relevante y oportuno respetar las emociones y valores del otro? 
¿Cómo podemos vivir en armonía si no aplicamos las reglas de convivencia básicas?
Cuándo desarrollamos empatía y comenzamos a validar en nosotros mismos, los sentimientos de aquellos o aquellas que nos rodean nos convertimos en mejores personas, creamos clima más armónico y el día a día es más amable ?
Por el contrario, lo único que sembramos a nuestro paso, es discordia y desconocimiento por los otros, nuestro legado es el del irrespeto y el abuso.
Claramente una sociedad así no puede sobrevivir, o por lo menos no podrá convivir.
Considerar al otro, redunda en nuestro propio respeto. 
Es el reflejo de quiénes somos y que tan valioso es nuestro propio sentido ético. 
Nos permite construir una sociedad altruista, equitativa, noble y fuerte, gracias al tejido social que la conforma, eso constituye el mejor ejemplo de desarrollo.
Permite el fortalecimiento social y de paso, redunda en el bienestar colectivo, en donde la tolerancia, la solidaridad y la cordialidad, vuelven a ser protagonistas en la construcción de nuestro entorno humano.
 No nos olvidemos que somos más fuertes como colectivo que como suma de las partes.
Todos merecemos vivir en una sociedad mejor.
Los karmas existen; los casos del alcalde con el trabajador sindicalizado; el conflicto sindical; las acciones persecutorias de la policia vial; el manejar ebrio; el circular sin licencia de manejo y placas de circulación; el tener sonido con columen exageradamente alto; todo, trae sus consecuencias.
 Los invito a revisar profundamente de qué manera podemos aportar ese granito de arena para hacer una mejor sociedad../ Héctor Raúl Avila Vázquez

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