Héctor Raúl Avila Vázquezperiodista
Indudablemente que PRI y PAN pagaron con creces su indolencia hacia el pueblo mexicano.
La indiferencia a sus dolores, ante los embates de la alza de impuestos, mientras unos cuantos se llenaban los bolsillos de dinero.
EL hartazgo se hizo presente en las urnas, por la marginación, la indiferencia ante el reclamo social.
PRIAN pagan caro la soberbia, el despilfarro, la corrupción abierta y sin castigo.
Hoy se escribe una historia esperanzadora, esa misma que se espera sea realidad ante las promesas vertidas.
No hay mucha credibilidad, puesto que en las filas de MORENA, ha ex priístas con colmillos bien afilados.
Empero, AMLO sabrá dar el rumbo al País, si como los mexicanos estamos al pendiente de ello.
No pues, debemos dejarlo solo.
Exigirle en su momento, el cumplimiento de sus promesas.
Con respeto, con tolerancia, con dignidad.
México eligió al gobernante que quiso tener.
No hay vuelta de hoja.
El PRI, no supo valorar a su militancia.
No le dió la importancia que se merecía por su lealtad, por su institucionalidad, por su entrega absoluta sin cortapisas.
Aceptó traiciones, reciclajes, dio la espalda a sus auténticos liderazgos para dar paso a quienes iniciaban su labor.
PAN, enfrascado en sus confrontaciones, no supo defender a sus candidatos, no sacaron la casta, estuvieron adentro de la olla empujándose hacia abajo, para no salir.
Los partidos satélites coaligados no aportaron militancia, ni votos seguros, por la ambición del poder económico más que por servir a la gente que representaban, buscaban su comodidad personal.
Hoy, se escribe otra historia.
La Pejeola, arrastró a quienes ni se imaginaron que serían parte del sistema político administrativo o ejecutivo, desde los Cabildos, presidencias, diputaciones locales, federales hasta las Senadurías y gubernaturas.
Dios les dé la sabiduría para realizar la encomienda que mucho preguntó AMLO, que prometió y que sería parte de la gestación del cambio.
Nos corresponde unificar voluntades, coordinar acciones, abrazar la causa nacional, cumplir con lo nuestro como ciudadanos libres, de pensamiento y de acción.
Vivimos una grave descomposición socio política.
Está a punto de llegar a la primera magistratura nacional, a quien se le considera hombre improductivo, inculto, dedicado a nada de provecho, sin ninguna virtud, sin ningún mérito de desarrollo personal.
Presidente de un País, que necesita todo lo contrario a lo que él es y representa.
El enojo social y el rechazo al actual partido en el poder, la animadversión al panismo, ha hecho ganar a AMLO por despecho, por desesperación, cegados por la ira, por el odio, por la desilusión, sin comprender que en esa inercia, se tomó el gran riesgo de devastar completamente a un País, ahora si, por completo.
La política es el único núcleo, en el que no se necesita tener ninguna capacidad para lograr dirección de tal importancia, más que tener la habilidad de convencer al confundido, al cegado, al necesitado y hacerle creer que le dará, que le repartirá, pues le basta con ser "un luchador social" muy bien pagado, a todo lujo, para ilusionar a tanta gente, que le cree, sin el más mínimo razonamiento, sólo reproduciendo la miseria en la que ve a un País, para satisfacción de sus frustraciones.
Sólo por la sed de poder.
Espero que no nos equivoquemos como el pueblo de EEUU con Donald Trump, como Venezuela con Hugo Chávez y con Nicolás Maduro, o como Alemania con Adolf Hitler.
Lo que vemos en realidad no es un buen candidato, sino al hartazgo de corrupción, de saqueos, de injusticias, y de eso, Amlo lo aprovechó y muy bien,
Bienvenido futuro presidente, que Dios ilumine tu camino y guíe tu mano, para bien y con sabiduría sana.
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