PECATAS MINUTAS
Gil Moreno Larios
¿Complot o ingenuidad de Rigo?
La soga tenía que reventarse por lo más delgado, y así fue, Rigoberto Salazar, uno de los políticos más viejos del priismo colimense, reconoció ante el Congreso del Estado que en el audio donde se invita a votar por el candidato Nacho Peralta y por algunos de los candidatos priistas en las pasadas elecciones, es de él y de nadie más.
En el audio, el buen Rigo hace hincapié en que “esa es la instrucción del señor Gobernador, hay que apoyar a Nacho, a Quique, a Oscar, a Alma y a los demás candidatos.
Esto es una ley no escrita en política: presidente deja presidente, gobernador deja gobernador…”
Con esas palabras y esa mentalidad, Rigoberto, fraguado en los más viejos hornos del PRI, tiró al bote de la basura la elección del 7 de junio, pues eso fue suficiente para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación terminara por echar abajo la elección a gobernador de Colima.
Su pensamiento ingenuo o malicioso y retorcido, hasta este momento, nadie lo ha podido descifrar. Igual puede tratarse de una inocente actuación en aras de un estilo político que afortunadamente está quedando en desuso, que tratarse de un complot maquinado en contra del candidato quien nunca fue visto con buenos ojos por la cúpula del gobierno saliente.
Como haya sido, el daño es irreparable, tanto en lo económico como en lo político y social.
Las elecciones le cuestan dinero al Estado, y a la sociedad le cuesta una buena porción de credibilidad hacia las instituciones.
Los mismos participantes ya no irán a la contienda electoral con el mismo entusiasmo con el que fueron la primera vez.
Ni Jorge Luis ni Nacho, aunque digan lo contrario, ya no tienen el brío de los meses de campaña anteriores, se les nota cansados; ya están actuando solamente porque la inercia les impide declinar.
Jorge Luis habló de unificar partidos y ceder su puesto a otro candidato, todo con la firme idea de tumbar al PRI del poder, pero después rectificó y señaló que eso no puede ser porque la ciudadanía le pide a gritos que no deje la candidatura; ¿será?
Nacho, por su parte, asegura que los votos recabados en las urnas fueron limpios y que está dispuesto a dar la pelea para demostrarle a todo mundo que volverá a ganar.
Él como afectado directo, pues la sopa se le cayó a unos cuantos centímetros de la boca, tiene la obligación cívica de dar la cara y cómo lo está haciendo, aunque se le nota el cansancio hasta en los ojos, tratar de unificar a su maltrecho partido después de esté durísimo golpe.
El gobernador Mario Anguiano no ha dicho esta mano es mía, ya se va; así muy campante, parece no importarle mucho haber dejado el tiradero en la casa.
Rigoberto Salazar ya renunció, ya se fue a su casa a descansar, a meter la cabeza dentro de un hoyo, a trabajar sus tierritas en Comala, actividad que nunca debió haber dejado por bien de todos.
Mientras a los colimenses nos espera una nueva jornada electoral.
La cosa no debería terminar ahí, es un acto verdaderamente indignante que trajo como consecuencia la anulación de una elección estatal; es decir se trata de un delito sumamente grave por sus resultados.
No sabemos hasta donde proceda la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Electorales (FEPADE).
Pero si estamos plenamente convencidos que se debe llamar a cuentas a Rigoberto y a Mario.
Cometieron un ilícito, uno por bocón e incauto y el otro por dar instrucciones fuera de las normas.
Es necesario deslindar responsabilidades, llegar hasta las últimas consecuencias y si fuera preciso, aplicar todo el peso de la ley a quienes resulten culpables.
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