
Está comprobado que mantener relaciones sexuales con cierta
frecuencia, por ejemplo, una vez a la semana, influye de manera positiva en
nuestro sistema; pero ¿qué pasa cuando no practicamos sexo? Somos más propensos
a sufrir insomnio, a tener los niveles de colesterol más elevados, nuestro
humor cambia y hasta podemos llegar a cometer infidelidades.
Si bien existe algún caso que podría asociar la longevidad con
castidad, no deja de ser excepcional.
De acuerdo a investigaciones realizadas en las más respetadas
universidades de todo el mundo, una prolongada abstinencia sexual tendría los
siguientes efectos:
–
Durante el encuentro sexual se liberan endorfinas (neurotransmisores también conocidos
como la molécula de la felicidad) que permiten aliviar ciertos dolores y
generan una sensación de bienestar. Por lo tanto, se estaría privando al
sistema nervioso de un efecto analgésico natural.
– El sexo es uno de los mayores inductores del sueño. Los más
afectados son quienes padecen de insomnio. Como consecuencia, podrían
experimentar baja concentración, peor humor, pérdida de reflejos y fatiga.
– La ausencia de sexo y de ejercicio resulta fatal para los
niveles de colesterol. Además, se pierde protección frente al riesgo cardíaco.
– Sin una buena hidratación y si no se realiza alguna otra
actividad física que permita una buena oxigenación, la falta de sexo hace que
la piel luzca menos lozana ya que se ve privada del aumento de la circulación
sanguínea que se produce durante las relaciones sexuales.
– Puede generar frustración.
– En la pareja, la falta de sexo provoca desequilibrio
emocional, infidelidades y rupturas. Si uno de los dos no está satisfecho, le
ocasionará irritabilidad y sentimientos de rechazo muy graves para la relación.
– Quienes mantienen relaciones sexuales menos de una vez por
semana muestran un sistema inmunológico más débil.
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